Había veces
que pensaba que los días pasarían, que el tiempo correría a la velocidad de la
luz, y apagaría esta llama que brota de aquí, de mis adentros, de lo más
profundo del ser. Había veces que creía que la brisa arrastraría la montaña de
arena, que el calor derretiría mi helado, y que despeinarías mi pelo cada noche
entre las sábanas. Había días que apostaba al 13 y dejaba atrás los Martes,
jugaba a ser el rey de la baraja riéndome del ás, y apuntaba mis sesos
desafiando una bala de la ruleta rusa, sin miedo a no volver a verme en un
reflejo. Giraba las esquinas a lo Forrest Gump, y me reía de la luna cuando no
dejaba que la acompañaran las estrellas. Vivía del aire, y resurgía de mis cenizas. Caminaba entre espinas
y tropezaba con piedras. Echaba leña a una hoguera sin fuego y apagaba mi
brillo sin interponer mi deseo.
Había días
que me decía, ¨recuerda, señala al cielo y que ese sea tu límite¨,
había días que no valoraba el tenerte a mi lado,
y hoy me miro
y soy como un ratón huyendo del gato.