AWKWARD.
Cada día el
mismo sentimiento, suena el despertador y no quieres sacar ni un solo pie de
esa maldita cama, de esa puta compañera de lágrimas y alegrías. No quieres que
comience otro día más ¿para qué?. De nuevo caminas entre los pasillos de un
cruel instituto con la cabeza acachada y la capucha puesta como prisionero excarcelado,
miles de emociones, miles de momentos surgiendo a tu alrededor, y tú ahí
perdida entre la multitud, entre el barullo de la gente, y dime ¿dónde está esa
mano al final del camino?, si esa que se supone que emergerá de la nada y
acudirá a tu rescate.
Sientes el
movimiento del aire entre tus parpados que arrasa como el paso de tal tormenta devastadora
tu interior frío y solitario. Tú, como grano de arena perdido entre el desierto
de la gran ciudad, tú ¿quién demonios eres tu?.