Mil veces
quise sentir que seguía siendo única, que éramos tú y yo y no importaba el
resto, me cegaste a abrazos y me dañaste a besos, y en mi dejaste heridas
grabadas a fuego lento.
Te fuiste con
porques y siempre regresabas con peros, y yo como niña tonta volví a quererte de
nuevo, volví a enredar mis manos en tu pelo, me deje llevar por tus ojos azul
cielo, recogí uno a uno nuestros pedazos y comencé a unirlos a base de
ilusiones y recuerdos, y sin darme cuenta volví a caer en la red de tus
inventos.